Durante gran parte de la historia, el tiempo se ha percibido más bien cíclico. En Europa, la música barroca, aunque llegó a ser muy diversa, fue el estilo musical "del momento" durante 150 años.

Nuestro tiempo viene caracterizado por unos ejes de velocidades y aceleraciones, pero nuestras experiencias temporales parecen no ajustarse a estos ritmos; de hecho, parecen ralentizarse, rebobinar, echar la mirada atrás.

Parecería que nuestras experiencias temporales se han ido acercando, así como a través de no-lugares, a un no-tiempo.
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